domingo, 21 de marzo de 2021

ACCIONES CONTRA EL MATRIMONIO CIVIL IGUALITARIO EN ECUADOR

Entre el 4 y el 12 de junio de 2019, la Corte Constitucional (CC) ecuatoriana dispuso resolver las demandas planteadas por dos parejas homosexuales a las Cuales el Registro Civil les había negado contraer matrimonio. La CC discutió estos casos y retomó la Opinión Consultiva 24-17 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en la que se recomienda a todos los países adherentes a la CIDH reconocer el derecho al matrimonio civil para personas del mismo sexo. Apenas se hizo noticia que la Corte tomaría una resolución legal en este tema, las organizaciones LGBTI y “antigénero” se pusieron alertas e iniciaron procesos de acción colectiva.

En un chat de Whatsapp  en el que participan diversos activistas evangélicos de corte conservador (la mayoría quiteños y del movimiento Vida y Familia Ec), se empezó a discutir con gran preocupación esta noticia. En un mensaje posteado el 4 de junio por el líder evangélico Ricardo Montero, se mencionaba: “Señor, te pedimos que NO se apruebe el matrimonio del mismo sexo en Ecuador. Te pedimos que nuestra nación busque a Dios y nos volvamos a tus principios y mandamientos. En el nombre de Jesús. Amén”.

En un mismo sentir que Montero, el pastor Armando Suárez declaraba con mayor ímpetu: “Es el momento más crítico para orar y guerrear espiritualmente en favor de la honra de Dios, la familia y la condición moral del Ecuador. Estamos todos en cadena de oración”.  Todos los pastores replicaron con un “amén” y con súplicas a Dios para “detener” las acciones de la CC.

Este chat de Whatsapp tenía como función organizar a las agrupaciones evangélicas “antigénero” para limitar toda política relacionada con derechos sexuales y reproductivos y políticas LGBTI . La mayoría eran pastores o líderes religiosos evangélicos, y pertenecían al movimiento Vida y Familia Ec. Todos los nombres de este chat fueron cambiados en este artículo por cuestiones de privacidad y ética investigativa.

¿Qué importancia tienen estas declaraciones?

- Su relevancia radica en que este tipo de mensajes remiten a lo que Wynarczyk (1995) y McAlister (2016) denominan “la invocación de la spiritual warfare o guerra espiritual”. Para ambos pensadores, la guerra espiritual es una ideología protestante estadounidense de mediados del siglo XX (pero popularizada en los años setenta, en medio del auge radical del neoliberalismo y la Guerra Fría) que se ha trasplantado de manera exitosa en las iglesias neopentecostales latinoamericanas. En esta corriente, se plantea una “percepción metafísica de los acontecimientos sociales, económicos y naturales” (Wynarczyk, 1995, p. 155) en la cual, al estar las naciones y sus individuos envueltos por “fuerzas malignas”, los cristianos vendrían a ser sujetos de “liberación” de este mal a través de la oración y el compromiso con Cristo. Para el caso concreto de los evangélicos conservadores ecuatorianos, la oración se preforma como uno de los medios por los cuales se produce esta guerra espiritual, y en la que se pretende desmantelar a las “fuerzas malignas del género” 7. Además de globalizarse un tipo de teología militarista, la guerra espiritual permite forjar una identidad política en la cual 
“sus intercesores imaginan ser parte de un grupo de elite de los agentes de Dios, participando en una masiva transformación del mundo hacia el Reino de Dios” (McAlister, 2016, p. 116).

Las acciones políticas de los grupos evangélicos no se limitaron a la guerra espiritual. En un mensaje del 11 de junio, el pastor Suárez invitó a líderes y lideresas evangélicos, para participar de una reunión presencial en el Semisud el 14 de junio. Al calor de los sucesos nacionales, el objetivo de este evento era discutir sobre la marginación e invisibilización que han sufrido las comunidades evangélicas por parte del Estado ecuatoriano. Suárez preguntaba a los miembros del chat: “¿Creen que con el pretexto de separación de iglesia y estado, (…) se pretende silenciar e invisibilizar a la iglesia? ¿Y qué consecuencias tendrían las leyes y prácticas anticristianas contra la vida, la familia y la libertad de conciencia, que se pretende aprobar?”.

Los objetivos de la reunión en el Semisud fueron replanteados cuando, el 12 de junio, la CC tomó una decisión opuesta a los intereses de los conservadores: - el matrimonio civil igualitario se volvió una realidad en el país mediante la sentencia 10-18, que modificaba ciertos pasajes de la Ley de Identidad y Datos Civiles. El matrimonio dejó de definirse como un contrato entre “un hombre y una mujer” para catalogarse como un “contrato solemne entre dos personas”.

El malestar de los sectores “antigénero” estalló, y la reunión en el Semisud era el momento perfecto para discutir las demandas públicas de los sectores evangélicos y planificar acciones concretas en contra de la resolución de la Corte Constitucional.

Frente a este contexto, se evidenció que los evangélicos habían superado la clásica visión pentecostal, apolítica y pasiva sobre el mundo (D’Epinay, 1969) para concebirse como ciudadanos activos capaces de cambiar el rumbo de la política nacional. De acuerdo con Vaggione (2017, p. 17) y su teorización sobre la ciudadanía religiosa, se consolidó un proyecto que intentaba articular “una categoría de ciudadano/creyente que no solo es ecuménica (incluye también a aquellos que no son evangélicos) sino también transnacional”.

Transnacional, en la medida en que las acciones que tomaron los grupos evangélicos contra el matrimonio igualitario remitieron a un proyecto reaccionario de escala global por defender la religión conservadora-patriarcal ante los “embates” internacionales del feminismo y las políticas LGBTI.

Así, mediante una coordinación online / offline, el viernes 14 se reunió una representación eclesial de toda la iglesia evangélica del Ecuador: alrededor de 70 pastores directivos de la mayoría de denominaciones de alcance nacional y pastores de iglesias independientes, además de directivos de la CEE y el CPQ9. Se concluyó con la firma de un documento con demandas ante las autoridades por nuestros derechos ciudadanos y el compromiso de unidad tras la causa de vida, familia y libertad de conciencia. Este compromiso genera un nuevo impulso y un nuevo desarrollo de la promoción y lucha por los valores cristianos, la vida, la familia y la libertad (Armando Suárez, 2019).

A partir de esta reunión, se coordinaron varias actividades: organizar una movilización nacional para el 29 de junio desde las 09:00 (en la cual también participarían sectores católicos); publicar un manifiesto en el cual se expresaran los motivos de las marchas, e impulsar procedimientos legales para intentar revertir la resolución de la CC y exigir una consulta popular en la que se resuelva (“democráticamente”) la cuestión del matrimonio civil igualitario.

Además, el pastor Suárez invitó, por medio de Whatsapp, a todxs lxs líderes y lideresas evangélicxs a participar de una jornada de ayuno y oración del 21 al 23 de junio, en la que se “reprendería al enemigo espiritual” y se pediría a Dios que detuviera el avance de leyes que promueven la “falsa educación sexual” y la “ideología de género”.

Con estos acuerdos sobre la mesa, líderes y lideresas religiosos buscaron articularse con otros sectores que estuvieran organizando acciones “antigénero” en el país. El chat de Whatsapp, además de servir como una plataforma para reproducir una identidad militarista “antigénero”, intercambiar discursos y pudo coordinar acciones con Susana Quintero, líder de jóvenes evangélicos de Ambato, y con Juan Arteaga, presidente de la Confraternidad de Pastores e Iglesias de El Oro. La alianza más importante que se logró fue con el Consejo de Pueblos y Organizaciones Indígenas Evangélicos del Ecuador (FEINE) que, junto con la Pastoral Indígena Católica, se sumaban, por primera vez, al activismo “provida / profamilia” del país.

Además de apoyar las movilizaciones propias de estas organizaciones indígenas que se darían el 25 de junio en varias ciudades del Ecuador–, los pastores de este chat acordaron, junto con la FEINE, salir a las calles como un solo cuerpo el 29 de junio en Quito. A estas múltiples alianzas y conexiones nacionales entre grupos “Provida / Profamilia”, iglesias neopentecostales indígenas y mestizas, activistas conservadores, sectores católicos integristas, etc., se denominó COVIFAL: Coordinadora Nacional de Vida, Familia y Libertad. Esta organización fue la señal de un nuevo tipo de “ecumenismo” conservador que, a partir de las luchas contra el género, logró ensamblar a actores de diferente credo religioso, etnia y ubicación geográfica. Después de un arduo proceso de coordinación nacional (en la que incluso se difundieron consignas y protocolos de seguridad para las movilizaciones), se realizó la marcha del 29 de junio en varios lugares del país, incluyendo Quito.

El eslogan que utilizaron los sectores “antigénero” para denominar a estas movilizaciones fue “Resistencia Cívica”, que pretendía disociar estas marchas con algún credo religioso en particular, y vincular la lucha contra la legalización del matrimonio igualitario como una forma de “defensa” de la familia, lo “natural” y los “valores” morales. Al igual que la Iglesia católica (Kuhar, 2014) y las campañas globales contra el género, los evangélicos de Ecuador glocalizaron la retórica y estrategias seculares de estas organizaciones, y las alinearon con la coyuntura y demandas del momento.

De igual manera, Vida y Familia Ec y otros colectivos conservadores presentaron acciones legales contra la Corte Constitucional, además de enviar abogados y expertos “Pro familia” para debatiren medios de comunicación (10).

ACCIONES EN LA OEA Y  ACTIVISTAS
TRANSNACIONALES  “ANTIGÉNERO” EN ECUADOR

Aun con todos los esfuerzos de las organizaciones “antigénero” del país, la Corte Constitucional no desistió en su resolución. En Guayaquil, el Consejo de Resistencia Fe, Vida y Familia, junto con su presidente, el pastor Francisco Loor, continuaron con algunas acciones en julio: denuncias en redes sociales a la Corte Constitucional, y plantones en las afueras del Consejo de Participación Ciudadana  y de la Gobernación del Guayas. De todos modos, el 18 de junio de 2019, una primera pareja de  mujeres lesbianas contrajo matrimonio en el Registro Civil de Guayaquil y selló por el momento  la discusión sobre el matrimonio igualitario.

Estas disputas por el matrimonio igualitario impulsaron la activación transnacional de los sectores evangélicos conservadores. El pastor Héctor Larrea mencionaba en un mensaje del 24 de junio que, a nivel continental (y de manera online), se estaba armando el movimiento Estrategia de Oración Jehová Nissi, que promovía la participación de la Iglesia evangélica en la 49 Asamblea de OEA.  Esta comunidad online pretendía levantar ceremonias de oración a nivel latinoamericano, para detener (en términos “espirituales”) la influencia de los activistas LGBTI en ese organismo. El pastor Larrea mencionaba: Los atalayas tenemos que estar parados en el borde de la muralla mirando el camino a ver qué es lo que viene a la ciudad de Dios y desde allí levantar la voz de alarma, la voz de trompeta, la intercesión por los hijos y las hijas de Dios.

Estaremos juntos intercediendo de acuerdo al corazón de Dios, escuchando el clamor en el cielo para hacerlo eco aquí en la tierra. (…) Oramos por todas las delegaciones cristianas y evangélicas y las ong que están en contra de la agenda LGTBTI. El día de hoy nos unimos a nivel continental [sic].

Además, este pastor invitó a los miembros del grupo a apoyar, de manera “virtual” y “espiritual”, a Gerald Bogantes, pastor evangélico costarricense y presidente de la Alianza Evangélica Latina, quien representaría en la OEA a los jóvenes “Provida” ecuatorianos y latinoamericanos en general.

El objetivo de este evento era impedir que se aprobara cualquier resolución internacional sobre aborto, “autopercepción” (de género) y diversidad sexual. Estas intervenciones en la OEA, junto con el apoyo online / offline de iglesias evangélicas en toda la región, es síntoma de lo que Sonia Corrêa e Isabela Kalil denominan “desdemocratización” de América Latina: “Una erosión gradual del tejido democrático de la política” (2020, p. 6), que repercute en el progreso de derechos y en la participación público-política de colectivos históricamente excluidos. En este caso, además de oponerse al orden democrático-liberal y a las instituciones que lo representan (como la misma OEA), las organizaciones “antigénero” han utilizado estos mismos organismos internacionales para avanzar en su agenda antifeminista y anti-LGBTI . Es decir, es posible constatar un proceso de desdemocratización desde dentro: un uso estratégico de plataformas democráticas para fines antidemocráticos.

Además, resulta novedoso que iglesias y actores evangélicos que hasta hace unos años no tenían mayor interés por participar en cumbres internacionales logren tener importantes representantes “Pro vida/Pro familia”, y conformar redes conservadoras –y religiosas– que apoyan el desmantelamiento de los derechos LGBTI y los procesos de desdemocratización en América Latina.

Las acciones transnacionales de los grupos evangélicos no se limitaron a la arena
online. Cuatro activistas transnacionales “antigénero” visitaron Ecuador para dar talleres y conversatorios sobre temas “Pro vida / Pro familia”: Irene Squillaci, Christian Rosas, y los esposos Milagros y Guillermo Aguayo (11).

La llegada de Squillaci, el 19 de agosto, al conversatorio “Cristianos y Política
¿Una relación posible o inevitable?”, fue el caso más novedoso. Ella es una pastora y activista de derecha de Bolivia, que pertenece a la Red de Transformación Global: una organización internacional con más de 50 sedes en el mundo y que busca, mediante principios bíblicos, capacitar en temas de política, economía, negocios, etc. Esta pastora, además de adscribirse como activista “antigénero” y de derechas, ha intentado sentar las bases ideológicas para legitimar el desmantelamiento del Estado (en términos económicos y de bienestar social) como una vía para rescatar a la “familia natural cristiana”. En una de las conferencias en el Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia de 2020, mencionaba:

En la medida en que empoderemos demasiado al Estado, estamos desempoderando a la familia (…). La verdadera agenda internacional para destruir la familia no es el aborto o el homosexualismo (que son agendas importantes para ellos), pero es la agenda económica. Porque si la familia no es tan independiente del Estado en su economía, no tienen una voz por levantarse y para votar correctamente, para decidir correctamente. (Squillaci, 2020)

Squillaci es un caso particular en esta articulación ideológica en América Latina entre discurso “antigénero” y economía de libre mercado, que revela la pertinencia de las siguientes preguntas: ¿en qué medidas confluyen los proyectos conservadores con una renovada racionalidad neoliberal (Brown, 2016)? y ¿cómo colisionan las ideologías religiosas con los actuales proyectos de mercantilización de la vida?

Aunque en varios países latinoamericanos no se ha evidenciado una alianza explícita entre gobiernos y campañas “antigénero” –a excepción de Brasil, donde Bolsonaro ha sido el exponente mayor de las articulaciones entre conservadores y sectores neoliberales–, es 
necesario analizar cómo confluyen estas en el panorama actual. Por ejemplo, el proyecto de los grupos “Pro vida / Pro familia” por posicionar a la “familia  natural” como el centro base de la sociedad (como afirmó Milagros Aguayo en su ponencia de la OEA) (12) conjuga con las políticas de recortes y austeridad neoliberal, que terminan resituando los servicios de bienestar social (educación, salud y cuidados en general) sobre las espaldas de las familias y de las mujeres.

CONCLUSIONES

A través del caso concreto de actores evangélicos conservadores de Ecuador, se evidencia una campaña transnacional “antigénero”: redes de activistas conservadores, coaliciones transnacionales con metas definidas, difusión de discursos y repertorios de acción, entre otros. También existe un proceso de glocalización en el que los actores evangélicos ecuatorianos han resituado ciertas estrategias de las campañas globales contra el género en escenarios concretos. Apelar a la ciudadanía religiosa, a los discursos seculares y a la guerra espiritual es parte de estas dinámicas globales “antigénero” que han tenido eco en el contexto evangélico del país.

Desde estos dos enfoques (la formación de coaliciones y el activismo glocal), el artículo intentó apostar por una visión situada en el escenario político ecuatoriano, para desglosar algunas
dinámicas transnacionales de las agrupaciones “antigénero”.

Cabe mencionar que desde las luchas contra el matrimonio igualitario y la despenalización del aborto en Ecuador, las agrupaciones evangélicas han logrado activarse en la arena transnacional. Gerson Almeida, pastor y abogado ecuatoriano, por ejemplo, impulsó la conformación del partido conservador PRO a finales de 2019 para, después, presentarse ante el Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia en marzo de 2020 (13) . Aunque PRO sea un intento por captar el voto evangélico y conservador en las elecciones de 2021, la fuerza que tendrá este partido aún es incierta.

Gerson Almeida en el Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia. 


En el contexto actual, atravesado por la crisis social del covid-19 en el planeta, los grupos “antigénero” han replanteado sus estrategias y acciones sobre los Estados, las instituciones internacionales y la sociedad. Activistas “Pro vida / Pro familia”, al igual que otros movimientos sociales del planeta, se han especializado en llevar su activismo a plataformas online, en las que han liderado campañas digitales en contra del feminismo, los derechos sexuales y reproductivos e, incluso, contra movimientos antirracistas. En este panorama, se vuelven necesarias nuevas investigaciones y teorías en torno a la articulación entre lo digital, lo transnacional y el activismo conservador.

El concepto de Ulrich Dolata (2017) de “constitución sociotécnica de la acción colectiva” puede ser una entrada a estos problemas, al situar el espacio digital como un agente activo (y no como mero instrumento) que transforma las dinámicas de la protesta. De la misma manera, la investigación de Manuela Caiani y Linda Parenti (2013) sobre internet y extrema derecha en países occidentales puede para analizar las dinámicas digitales y transnacionales de los grupos “antigénero”.

REFERENCIAS NUMÉRICAS:

7. Una acción similar se vivió en el parque Bicentenario de Quito. El 7 de octubre de 2017, unasemana antes de la marcha de  #ConMisHijosNoTeMetas Ecuador, el movimiento Vida y Familia y diferentes iglesias evangélicas llamaron a sus congregaciones para orar en contra de las políticas de género que se pretendía “imponer” a través de la Ley de Violencia contra la Mujer.

8. El Seminario Sudamericano (Semisud) es un instituto teológico que capacita a líderes y lideresas y pastores evangélicos, en cuestiones bíblicas y espirituales. Tiene sede en la provincia de Pichincha.

9. El CEE es la Confraternidad Evangélica del Ecuador, mientras que el CPQ es el Cuerpo de Pastores de Quito.

10. Véase, por ejemplo, el video del abogado evangélico Braulio Álvarez sobre el matrimonio civil igualitario en Ecuador:
https://www.facebook.com/843772475772893/
videos/667258207017502 

11. Christian Rosas y Guillermo Aguayo llegaron a Quito el 2 de septiembre de 2019 para dictar el seminario “Ideología de Género y la respuesta eficaz que demanda”. Se trataron los siguientes temas: “Semillas de maldad: desafíos culturales y mandamientos bíblicos”; 'Ideología de género: sentando las bases’; “Avance de la ‘ideología de género”; “El plan de Dios y la familia”, y “Estrategias de Resistencia y defensa”. Este evento se llevó a cabo en el Seminario Bíblico Asambleas de Dios (SEBAD) y fue auspiciado por el movimiento ViVida y Familia. Milagros. Aguayo estuvo en Quito el 12 y 13 de julio del mismo año, en un Congreso de mujeres organizado por la Denam-Sierra.

12 Se puede ver la ponencia de Milagros Aguayo en siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=jTkdbypy6pU




13 La presentación de Gerson Almeida ante el Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia se encuentra en el siguiente enlace: https://www.facebook.com/194678404353767/videos/195401478388973

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domingo, 7 de marzo de 2021

EL ACTIVISMO ANTI-GÉNERO EN ECUADOOR

LA DOBLE VÍA ENTRE LO LOCAL Y LO TRANSNACIONAL:
EL ACTIVISMO EVANGÉLICO CONSERVADOR EN ECUADOR
Y SUS VÍNCULOS CON LA AGENDA INTERNACIONAL “ANTIGÉNERO”

Hace algunos años, académicos  vinculados a las ciencias sociales y al feminismo iniciaron, desde diferentes frentes geográficos, un proceso de teorización / investigación de las nuevas corrientes iliberales, conservadoras y fundamentalistas que se han asentado en el mundo: desde las emergentes campañas “antigénero” en Europa, África y América Latina (La Manif Pour Tous, ConMisHijosNoTeMetas, Salvemos las 2 Vidas, etc.) hasta los renovados y “postdigitales” partidos de extrema derecha en Occidente (Fielitz y Thurston, 2018).

A la fecha, existe un consenso, más o menos amplio, sobre la necesidad de explorar, no solo las estructuras nacionales de estas campañas, sino sus imbricaciones, que van de lo local a lo transnacional (Korolczuk, 2014; Corredor, 2019; Federici; 2018): difusión e intercambio de discursos y repertorios de acción, traslado de activistas reaccionarios de país a país, entre otros.

Del lado particular de los autodenominadas agrupaciones “provida / profamilia” (responsables de liderar las cruzadas contra la llamada “ideología de género” a través de protestas, activismo online, etc.), Patternote, Corrêa y Kuhar (2018) han usado la categoría “campañas transnacionales contra el género para enfatizar su alcance global y subrayar su perfil específico en el panorama más amplio de la oposición al feminismo y los derechos LGBTI”.

Estas campañas, más allá de representar un grupo en particular (religioso o político), funcionan mediante una articulación multiescalar de actores conservadores, entre los que se pueden encontrar evangélicos de corte fundamentalista, católicos integristas, libertarios, personajes representativos de la extrema derecha, entre muchos otros.

En referencia al caso específico de actores evangélicos “antigénero” en Ecuador, en 2019, se analizo cómo, en el contexto ecuatoriano, se entretejen redes y formas de activismo que remiten a la esfera transnacional.

Ecuador, al igual que la mayoría de países de América Latina en los últimos años, ha sido escenario de campañas contra el género, en medio de un contexto dominado por políticas neoliberales, y de un gobierno antidemocrático y de corte autoritario.

Lo importante de este activismo transnacional “antigénero” es que, más allá de expresarse como un simple modelo difusivo en el que activistas conservadores locales adoptan discursos o formas de organización externas (Della Porta y Tarrow, 2004), se plasma mediante coaliciones que permiten a diferentes actores y organizaciones “provida / profamilia” establecer redes, instituir metas, reunir recursos y efectuar cambios a nivel nacional e internacional (Tarrow, 2005).

Parece pertinente retomar el concepto de glocalidad (Peñas Defago, Morán Faúndes y Vaggione, 2018; Roudometof, 2015) para comprender cómo, desde un espacio local determinado, es posible evidenciar estrategias, discursos y repertorios de acción que se encuentran también en una escala mucho más amplia y global. Bajo este concepto, situaré el activismo evangélico-conservador de Ecuador –principalmente al movimiento de inspiración protestante Vida y Familia Ec, uno de los principales promotores de la lucha “antigénero” en Quito y en el resto del país–, en medio de las dinámicas, estrategias y procesos globales de las campañas contra el género.



Aunque Amparo Medina ganó fama aduciendo ser Vidente de la Virgen María
que la transformo de ser Guerrillera, izquierdista , defensora de los derechos sexuales y atea,
sus más cercanos conocidos niegan toda esta estrategia de marketing religioso.

ANTECEDENTES DEL ACTIVISMO “ANTIGÉNERO” EN ECUADOR.

Evangélicxs y campañas transnacionales para la lucha contra la “ideología de género” (2017 - 2018)
El discurso sobre la “ideología de género” se ha vuelto, en palabras de Tarrow (2005), un nuevo “marco global”: un conjunto de símbolos, que, más allá de atenerse a su ambiente original, se ha trasladado a diversos lugares del planeta.

En este sentido, David Patternote (2020) califica a la “ideología de género” como un monstruo Frankenstein que, aunque forjado en el Vaticano, ha podido “emanciparse de su creador” para tener vida propia y arraigarse en múltiples escenarios. La efectividad adaptativa de este discurso ha sido explicada por su retórica iliberal (Grzebalska y Pető, 2017), por su apelación a valores nacionalistas (Graff y Korolczuk, 2017) y/o por despertar miedos inconscientes relacionados con la “pérdida” de la masculinidad, la “sexualización” de los niños, la “destrucción” de la familia, entre otros.

La globalización de este marco ha difundido de manera transnacional repertorios de acción y estrategias para movilizar localmente a las agrupaciones conservadoras en América Latina. Aunque en Ecuador se tiene registro de acciones “antigénero” en la primera y en la segunda década del siglo XXI (Salazar, 2019), no fue sino hasta octubre de 2017 que se produjo una expresión masiva del activismo “provida / profamilia” con protestas en 25 ciudades del país. Estas movilizaciones reclamaban las reformas del Código Orgánico de Salud y la propuesta de la nueva Ley Integral para la Prevención y Erradicación de la Violencia contras las Mujeres. 
El argumento era que ambas “estarían ‘obligando’ a la confusión sexogenérica,

La novedad de estas movilizaciones es que, por primera vez, agrupaciones evangélicas (expresadas en nuevos movimientos como Vida y Familia) se aliaron a sectores católicos para consolidar la campaña nacional “Con Mis Hijos No Te Metas.

Del lado protestante, las movilizaciones de  “Con Mis Hijos No Te Metas” significaron un momento clave: los grupos evangélicos dejaron de lado su adscripción como “minorías religiosas”, y se posicionaron como verdaderos agentes transformadores de la
política nacional 2.

Desde el inicio de la campaña de “Con Mis Hijos No Te metas, las relaciones con el ámbito transnacional fueron evidentes: se utilizaron los mismos nombres, colores y eslóganes de la campaña ConMisHijosNoTeMetas-Perú de 2016. Además, se replicaron los repertorios de acción de otras campañas “antigénero”: difusión masiva de noticias falsas en medios digitales, protestas en calles y plazas, ruedas de prensa en medios de comunicación, etc.



Unos meses más tarde de estas movilizaciones, a principios de 2018, la Iglesia Evangélica de Iñaquito (una de más involucradas en el activismo “antigénero” del país), junto a su pastor principal, Fernando Lay, invitaron a Christian Rosas, fundador de ConMisHijosNoTeMetas-Perú, a impartir una serie de conferencias acerca de activismos “profamilia / provida” y estrategias legales para “enfrentar” las
políticas de género

Rosas trabaja como un importante operador político-religioso en su país 3 (Motta y Amat y León, 2018) y como un verdadero activista transnacional. Según un documento de Transnacionales de la fe (2019), tuvo, desde 2017, más de 20 encuentros con líderes y políticos religiosos de América Latina.
Amediados de 2018 se catapultó como uno de los voceros principales de las organizaciones “provida / profamilia” de la región, al intervenir en la asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA). La misma fuente muestra que Rosas ha forjado vínculos con organizaciones conservadoras estadounidenses como Alliance Defending Freedom, que lo han capacitado en temas
sobre familia, matrimonio, y lucha contra los derechos sexuales y reproductivos.

Rosas no fue el único activista evangélico que visitó Ecuador en 2018. El 30
de mayo, algunas organizaciones, como Políticos Cristianos, invitaron a líderes
y lideresas evangélicos del país para participar de una conferencia impartida
por representantes del Capitol Ministries (CM)4, Ralph y Danielle Drollinger

Desde una visión conservadora y opuesta a los derechos feministas y lgbti , esta organización ha extendido sus ministerios alrededor de América Latina, en países como Honduras, México, Brasil, Perú, Uruguay, Ecuador, Paraguay y Costa Rica. Más allá de ese evento, la visita refleja el “internacionalismo” (Tarrow, 2005) en que operan las iglesias evangélicas latinoamericanas: las múltiples conexiones que estos grupos religiosos mantienen –y han mantenido desde hace varias décadas– con actores conservadores de EE. UU. y de la derecha alternativa norteamericana (Pérez Guadalupe, 2018).

Ecuador no solo es receptor de activistas “provida / profamilia”, sino que, en los últimos años, han aparecido actores “antigénero” nacionales con alguna influencia en el ámbito internacional. En noviembre de 2018, se celebró el II Congreso Sudamericano por la Vida y la Familia en Punta del Este, Uruguay, en el cual participaron activistas como Christian Rosas, Milagros Aguayo, Agustín Laje, y los pastores Jimmy y Aida Cornejo, de Ecuador 

Estos pastores ecuatorianos no eran nuevos en el activismo “antigénero” local y transnacional. En 2017, los esposos Cornejo fueron parte del equipo fundador del movimiento evangélico Vida y Familia-Ecuador; además de figurar como representantes oficiales de las marchas de “Con Mis Hijos No Te Metas – Ecuador” de ese mismo año 5. Además, según un relato de 2015 de uno de los pastores (Salvemos a la Familia, 2015), los esposos Cornejo habían participado en diversos eventos internacionales “antigénero”, como la Cumbre Internacional Salvemos a la Familia, organizada por Milagros y Guillermo Aguayo de Perú.


¿Por qué son importantes estos congresos “Provida / Profamilia”?

- El Congreso Sudamericano por la Vida y la Familia –la versión sudamericana del Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia–, además de ser un lugar en el que se producen nuevas redes e intercambio de experiencias, es una plataforma que busca forjar nuevas coaliciones transnacionales “antigénero”, para establecer metas comunes y organizar recursos para generar cambios locales y regionales (Tarrow, 2005).

Los frutos de estos congresos se evidenciaron en junio de 2019, cuando, en la 49 Asamblea General de la OEA, el Congreso Iberoamericano presentó cinco ponentes (entre ellos, Milagros Aguayo, de Perú) para expresar su posición con respecto a la defensa de la “familia natural” y de la “vida de los no nacidos” (Evangélico Digital, 2019). La presencia de estos estos sectores fue tan importante en la Asamblea de la OEA, que el periódico Evangélico Digital mencionaba: “Por primera vez en la historia del organismo interamericano, las organizaciones que defendían la vida y la familia fueron abrumadoramente mayores en número y en apoyo a aquellas que apoyaban al aborto y al matrimonio entre homosexuales” (2019).

Estos eventos internacionales demuestran que en América Latina se ha forjado,
entre 2017 y 2019, una verdadera campaña transnacional “antigénero” con sus redes y estructuras propias. No se trata únicamente de una difusión impersonal de discursos y repertorios de acción “Provida / Profamilia” en el mundo, sino de formar coaliciones conservadoras y reaccionarias para afrontar el avance del feminismo y las políticas LGBTI . Este fenómeno transnacional, sin embargo, no solo es visible en estas redes de activismo conservador, sino en cómo los activistas locales reproducen las dinámicas y estrategias de las campañas globales contra el género. Desde aquí existe una glocalidad “antigénero”, que reproduce discursos y repertorios de acción conservadores globales.

Joseph Salazar 

* Este artículo se encuentra en el marco de la investigación de Cristina Vega y Joseph Salazar (2020): “El activismo político neoconservador en la era digital. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en los movimientos antigénero en Ecuador”. De igual manera, retomo algunos datos de la investigación de Castellanos y Vega (2019), denominada “Fundamentalismo religioso y disputas en torno al género y la sexualidad. La avanzada evangélica en el panorama socio político ecuatoriano”.

2 Algunxs autorxs, como José Luis Pérez Guadalupe (2018), describen este traspaso en el mundo evangélico como la transición entre la “fuga del mundo” a la “conquista religiosa”. Pérez Guadalupe da cuenta de las tres razones (sociológicas, políticas y teológicas) por las cuales los evangélicos empezaron a incursionar en la vida política en América Latina.

3 Motta y Amat y León (2018) señalan tres tipos de actores fundamentalistas que operan en las campañas de “Con mis hijos no te metas”: los operadores políticos, los evangélicos políticos y los líderes religiosos.

Los operadores políticos consisten en líderes “especializados” en temas “provida / profamilia” que generalmente se posicionan como la cara pública de organizaciones “antigénero” de fachada.

4 El CM, como lo indica su página web, es una organización creada en 1996, que busca establecer ministerios en instituciones gubernamentales, “para poder evangelizar, educar y apoyar la formación de legisladores Cristianos” (Capitol Ministries, 2020). Aunque esta organización empezó a expandirse desde 2010, no fue sino hasta 2017, con la elección de Donald Trump y la fundación de un ministerio especial de esta entidad para el gabinete de la Casa Blanca, que CM ganó mayor importancia internacional.

 5 Antes de la marcha de “Con mis hijos no te metas - Ecuador, diversos líderes religiosos publicaron la “Carta abierta las comunidades Católicas y Evangélicas del Ecuador a las Autoridades y Ciudadanía en general”, en la que expresaban su oposición a la Ley de Violencia contra la Mujer. Esta carta se encuentra firmada por tres líderes católicos y cuatro evangélicos, entre quienes consta el pastor Jaime Cornejo.