domingo, 22 de julio de 2018

A LAS MUJERES “NOS ESTÁN MATANDO”.



A pesar de que en 2014 se tipificó el femicidio en Ecuador, muchos casos de muertes violentas de mujeres son sentenciados con otros tipos penales, ocultando la verdadera dimensión del problema. Sobrevivientes y familias de las víctimas alertan para que sus historias no se repitan.
La maté como un animal”. Así confesó el asesinato de su pareja a machetazos, a quien luego trató de enterrar para que sus hijos no encontraran el cuerpo. El hombre lo justificó como “culpa de los celos”. Estas frases, que se desprenden de un juicio por femicidio en la provincia de Orellana, reflejan los más de 80 casos de muertes violentas de mujeres en lo que va del año. Un silencioso fenómeno del cual la sociedad no termina de tomar conciencia.
Según una encuesta del INEC de 2011, seis de cada 10 mujeres viven o han sufrido algún tipo de maltrato. Aunque la cifra no se ha actualizado, la situación es alarmante, ya que ciertos casos terminan en femicidio, catalogando como la manifestación más extrema de una espiral de violencia.
Yo no sabía lo que significaba el maltrato psicológico, físico y sexual. Para mí eso era normal que tenía que pasar. El marido tenía derecho”. Dice Jésscia Ruiz.
En diciembre de 2013, Jéssica echó a su esposo de la casa por no cuidar de su familia. Una noche, mientras caminaba por una calle del recinto Pinal de Arriba (Cantón Santa Lucía: Guayas), él se acercó con un machete. Ella interpuso sus manos para que el arma no llegará hasta su cabeza. Uno de los hijos de la pareja presenció cómo su madre se quedó sin brazos.
Jéssica tuvo la suerte de vivir para contar su historia. Recibió unas prótesis y trabaja en el Consejo de Protección de Derechos de Daule. “Me ha costado mucho adaptarme a mis nuevas manos, pero ya puedo escribir en computadora, dar de lactar a mi nena de nueve meses”, dice la joven de 29 años, quien ahora sabe que la violencia contra la mujer no es normal.
Pero hay por lo menos 218 mujeres silenciadas por sus parejas o exparejas desde agosto del 2014, fecha en el cual se tipificó el femicidio en Código Integral Penal (COIP), según datos de la Fiscalía.
No obstante, esta estadística no cuenta a las cinco mujeres asesinadas en las últimas semanas en Quito: Nancy fue hallada con hematomas; a Yadira le cercenaron las extremidades; las otras tres: madre y dos hijas de nacionalidad cubana, fueron atacadas por la expareja de una de ellas con armas cortopunzantes, luego el asesino prendió fuego al departamento y se suicidó.
Nos están matando, esto es una masacre”, fue la reacción de varias mujeres representantes de colectivos que trabajan por la erradicación de la violencia de género al ver la brutalidad de las muertes y la complicidad de una sociedad “machista y misógina”.
COMO HUIR DE LOS MALTRATOS.
Jessica cuenta su historia en charlas y conferencias. Recuerda que una mujer preguntó cómo salir de una vida llena de maltratos. Ella inmediatamente replicó: Usted tiene sus manos y piernas completas y puede trabajar y ser veliz en vez de quedarse en el maltrato. Mírenme a mí, aquí estoy”.
¿Qué motiva en un hombre una actitud femicida?
El estudio de Fiscalía denominado “Femicidio, Análisis Penológico 2014-2015” establece causas como: celos y presuntas infidelidades, intento de terminar la relación, denuncias de la mujer por maltrato e, incluso, un caso en el cual la mujer empezó a trabajar y ganar su propio dinero.
Son situaciones en las que el agresor pierde el poder de dominación. “Es ese el momento cuando la mujer necesita más protección. Necesita a su familia, una casa de acogida y el respaldo de la sociedad. El vecindario, los compañeros de trabajo deben saber por ejemplo que tiene una boleta de auxilio y ayudarla”, explica Verónica Vera, vocera de Sukurna, una organización que brinda acompañamiento y asistencia jurídica en estos casos de violencia.
Pero lamenta que en muchas ocasiones la mujer es estigmatizada y la misma familia le pide que se “arregle” con su conviviente, con el argumento de que eso es normal.
En septiembre se cumplirá un año de la muerte de Katherine San Lucas, de 19 años, quien fue asesinada por su conviviente, un exagente de tránsito. Elle vivió una relación de maltratos por cinco años. Sacó una boleta de auxilio en 2013, pero siguió la relación.
Sus vecinos de la cooperativa Juan Montalvo (Guayaquil) escuchaban a diario las discusiones. “Ella decía que no hiciéramos nada porque el esposo había amenazado a sus hijos si lo dejaba. Vivía un infierno”, dice el padre, Dalton San Lucas, quien muchas veces intervino en las peleas.
Finalmente, la violencia llegó al extremo y Katherine Terminó con siete puñaladas en su cuerpo. Ahora su padre solo espera que el victimario reciba la mayor condena.
SUBREGISTRO DE FEMICIDIOS
A pesar de que el crimen de Katherine reúne todas las características de un femicidio, el acusado es procesado por asesinato. Este mes se espera que se dicte sentencia. Dalton San Lucas no está de acuerdo con el tipo penal de asesinato, pero prefiere que el caso termine lo antes posible porque “Todo este tiempo ha sido muy duro luchar para que se haga justicia por mi hija”.
Hernán Ulloa, abogado de la familia San Lucas, comenta que cuando él tomó el caso estaba en curso una acusación fiscal por asesinato y siguó con la causa para no empezar desde cero, por petición de la familia.
Al no calificarse como femicidio estos casos, no se establece la verdadera causa de la muerte de una mujer. Eso genera un subregistro”, cuestiona Leonor Fernández Lavayen, abogada de la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (CEDHU). Señala que la muerte de las dos argentinas en Montañita, por ejemplo, fue juzgada como asesinato.
Fernández publicó un estudio denominado “La respuesta judicial del femicidio en Ecuador”. De 113 casos de muertes violentas de mujeres ocurridas en 2015, de CEDHU determinó que solo 48 recibieron sentencia. El 39 por ciento de causas fue tipificado como femicidio, mientras el resto fue juzgado como asesinato, homicidio culposo, entre otros.
Falta análisis por parte del sistema judicial respecto a la violencia de género ejercida en estas muertes. En casi todos los casos hay un historial de agresiones de su pareja o exparejas”. Señala Fernández. Esta inobservancia estaría ocultando la verdadera dimensión del fenómeno, ya que según ONU mujeres “El uso del concepto femicidio y su diferencia con homicidio permite visibilizar la subordinación, marginalidad y riesgo en la cual se encuentran las mujeres”.
Frente a este escenario de inobservancia del sistema judicial, varias organizaciones piden que toda muerte violenta de una mujer sea investigada bajo la sospecha de femicidio y que en el transcurso de la investigación se determine o no esta figura.
HASTA QUE LE PASA A UNO

También hay procesos judiciales recientes que no pudieron ser juzgados como femicidio. Es el caso de Johanna Cifientes, una chica de 19 años, que murió apuñalada por su expareja en 2006, en el sur de Quito. Luego de nueve años Slendy Cifuentes, hermana de Johanna ubicó por Facebook al asesino que se encontraba en Venezuela. “Tenía una vida normal como si no hubiera hecho nada, ni siquiera se había cambiado el nombre”, relata indignada. Slendy logró la extradición y juicio por asesinato, ya que el femicidio fue tipificado en 2014 y la Ley no es retroactiva.
Esto siempre hubo pero se llamaban crímenes pasionales y se ocultaba la violencia”, dice Francisco Cifuentes, padre de Johanna. Relata que una cosa es ver una noticia de la muerte de una mujer y tomarlo como un episodio cotidiano y “Otra es cuando le pasa a uno y ahí nos damos cuenta de la realidad. La sociedad es la que permite los femicidios”.
Ahora la familia Cifuentes vive un estado de angustia con su cuarta hija de 21 años. “Tenemos miedo de que le pase algo. Siempre la estamos llamando, pendientes de con quién está. No tenemos tranquilidad”, dice la madre.
Aprendieron que varias señales de alerta cuando una mujer está en peligro. La familia debe leer estas advertencias. “Johanna cambiaba de celular a cada rato, se cambiaba de trabajo, ocultaba los golpes. Este tipo la perseguía porque ella ya no quería estar con él. En el funeral supimos que la acosaba en el trabajo porque nos contaron los compañeros”.
Desde que se reabrió el caso, Slendy se unió a la Plataforma Vivas Nos Queremos, que agrupa a varias organizaciones por los derechos de las mujeres. Se reúnen, hacen charlas, brindan asistencia. Dice que este espacio le ha permitido ayudar a otras mujeres que atraviesan problemas de violencia.
Todo lo hago por la memoria de mi hermana. Luché para que se haga justicia y que esa persona este presa y no haga lo mismo con otra mujer.”
LAS FIGURAS PENALES
ASESINATO: Una persona mata a otra.
FEMICIDIO: Una persona que como resultado de relaciones de poder manifestadas en cualquier tipo de violencia, de muerte a una mujer, por el hecho de ser mujer (COIP)

FEMINICIDIO: Muertes violentas de mujeres, con un elemento de impunidad como resultado de la inacción del Estado para proteger, investigar, juzgar y sancionar (tipificado en algunos países como México).
Investigación: Alejandro Pérez.
Revista Vistazo
Agosto 3 - 2017

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